febrero 14, 2012

Islandia / Cortometraje: Vatn, de Enrique Pacheco


En cascada, en lagos, en géiseres, congelada, humeante… ni un plano sin agua, que en todas sus formas y belleza es la protagonista del corto documental Vatn (agua en islandés) de Enrique Pacheco, un madrileño de 33 años que durante casi cuatro meses –de mayo a julio pasados– pasó frío y soportó humedades acompañado solo de su cámara réflex, acampando en lugares en los que buscaba luces y sombras con magia para su trabajo.

El corto, compuesto por 20.000 fotografías y unos 1.000 clips de vídeo, está disponible en la plataforma de vídeos Vimeo. Y es que Internet es, en opinión de Pacheco, la mejor forma de difundir el trabajo de las producciones modestas: "Me parece más interesante dar a conocer mi obra en la Red que en festivales de cine. Así llego a más gente y tengo la reacción del público de forma inmediata".

Pacheco se enamoró del paisaje islandés cuando en 2009 llegó a la isla como "voluntario medioambiental". Al final se quedó dos años. "Me dediqué a impartir talleres de fotografía para jóvenes", dice.

En 2011 volvió para acometer Vatn, una película de casi nueve minutos en la que una voz en off (el periodista islandés Kristinn R. Ólafsson) que representa al agua cuenta, en primera persona y tono poético, la singular importancia que este elemento tiene para los habitantes de la isla. La guionista del corto es la periodista Alda Ólafsson, mitad islandesa mitad española, que conoce bien a un pueblo "muy unido a la naturaleza".

Islandia, con una extensión algo mayor que Andalucía, solo tiene 318.000 habitantes (por 8,4 millones la comunidad autónoma andaluza). Para Ólafsson, este país al norte de Europa "es una tierra en la que el medio ambiente tiene magia, y eso lo transmite el corto".

 Vatn no es el primer filme en el que Pacheco muestra su compromiso con la naturaleza. Al calor de las chimeneas (2006) fue su ópera prima. "Trataba de la creciente demanda de electricidad en España y la consiguiente construcción de numerosas centrales térmicas de ciclo combinado, con la amenaza que ello suponía para la naturaleza". Después llegó Winter in hell, un vídeo sobre Islandia con 150.000 visitas en Internet en el que mostraba "el contraste entre sus eternos paisajes helados y las impresionantes erupciones de sus volcanes". Frente al tradicional sentimiento conservacionista de la población islandesa, las autoridades del país impulsaron en los últimos años, poco antes del estallido de la burbuja inmobiliaria, la construcción de tres fábricas de aluminio de la multinacional estadounidense Alcoa, que para su funcionamiento necesitaban generar mucha energía eléctrica, lo que se consigue con presas y centrales hidroeléctricas. "Esas fábricas de aluminio destrozaron áreas de gran valor ambiental", dice Pacheco, que explica la gran controversia que vivió ese país: "Se necesitaba una industria que diera empleo y sustituyera al antiguo y fallido modelo financiero que les llevó a la bancarrota, pero ello suponía una agresión al medio ambiente". Las protestas, a las que se sumaron personalidades de la tierra como la cantante Björk, dejaron paso a la realidad de las fábricas.

Al final del filme, el agua le dice al ser humano verdades como: "Tú me quieres controlar, poner freno a mi fuerza" pero "yo soy una presencia capaz de resistirse con garras y dientes a cualquiera que ose romper mis reglas". Es un canto a la naturaleza más pura. Con las preciosas e hipnóticas imágenes de Vatn le entran a uno ganas de hacer como Pacheco e irse a conocer Islandia para empaparse de su belleza y aprender de la sabiduría del agua: "No eres consciente de la importancia que tiene disponer de mí hasta que te falto".
Manuel Morales, de El País


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