HELSINKI
¡Cómo puede cambiar el aspecto de una ciudad de un viaje a otro! Mi anterior estancia en Helsinki había sido un día frío y gris de invierno, haciendo un alto de camino a Laponia. A las cuatro de la tarde era ya noche cerrada y un par de horas después, terminado el horario de tiendas, hasta podría decirse que estaba visitando una ciudad desierta. Por eso, al volver en verano, casi no la reconozco. Y es que aquí, como en todo el norte europeo, las estaciones transforman completamente tanto a la ciudad como a sus habitantes.
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