Det Sjunde inseglet (Ingmar Bergman, 1957)
El séptimo sello es una película sueca de 1957, dirigida por Ingmar Bergman. Protagonizada por Max von Sydow, Bibi Andersson, Gunnar Björnstrand, Bengkt Ekerot y Nils Poppe en los papeles principales.
Antonius Block, un caballero cruzado, regresa con su escudero a su pueblo natal, en Suecia, después de 10 años de ausencia por estar participando en las Cruzadas. Apenas recuerda aquello que dejó, ya que la comarca está diezmada por la peste. Entonces aparece la figura de la Muerte para reclamar la vida de los habitantes de su pueblo. Antonius decide retar a la Muerte a un juego de ajedrez, y con ello ganar tiempo para así encontrar un acto, cuya ejecución le dé sentido a su vida antes de morir.
— Quiero confesarme y no sé qué decir. Mi corazón está vacío. El vacío es como un espejo delante de mi rostro. Me veo a mí mismo y, al contemplarlo, siento un profundo desprecio de mi ser. Por mi indiferencia hacia los hombres y las cosas me he alejado de la sociedad en que viví. Ahora habito un mundo de fantasmas. Prisionero de fantasías y ensueños.
— Y, a pesar de todo, no quieres morir.
— Sí, sí quiero.
— Entonces, ¿qué esperas?
— Saber qué hay después.
— Buscas garantías.
— Llámelo como quiera. ¿Por qué la cruel imposibilidad de alcanzar a Dios con los sentidos? ¿Por qué escondernos en una oscura nebulosa de promesas que no hemos oído y milagros que no hemos visto? Si desconfiamos una y otra vez de nosotros mismos. ¿Cómo vamos a fiarnos de los creyentes? ¿Qué va a ser de los que queremos creer y no podemos? ¿Por qué no logro matar a Dios en mí? ¿Por qué sigue habitando en mi ser? ¿Por qué me acompaña humilde, a pesar de mis maldiciones que pretenden eliminarlo de mi corazón? ¿Por qué sigue siendo una realidad, que se burla de mí y de la que no me puedo liberar? ¿Me escucha?
— Lo escucho.
— Yo quiero entender, no creer. No debemos afirmar lo que no se logra demostrar. Quiero que Dios me tienda su mano, vuelva su rostro y me hable.
— Pero continúa en silencio.
— Clamo a él en las tinieblas y nadie contesta a mis clamores.
— Tal vez no haya nadie.
— Entonces la vida no tendría sentido. Nadie puede vivir mirando a la muerte y sabiendo que camina hacia la nada.
— La mayoría de la gente no piensa en la muerte ni en la nada.
— Un día, llegan al borde de la vida y deben enfrentarse a las tinieblas.
— Sí. Y cuando llegan...
— Calle. Sé lo que va a decir. Que el miedo nos hace crear una imagen salvadora. Y esa imagen es lo que llamamos Dios.
— Lo noto preocupado.
Diálogo entre Jöns y Plog, el herrero
— ¡Vaya, lloriquea de nuevo!
— Tal vez la ame.
— ¿Tal vez la ames? Escucha idiota. Amor es otra palabra para lujuria; más lujuria, más lujuria, más mucha decepción, falsedad y artilugios.
— Pero de todas maneras duele.
— El amor es la más negra de todas las pestes. Si se muriera de amor, habría alegría. Pero casi siempre pasa.
— No, el mío no pasará.
— ¡Ah, sí! ¡El tuyo también! Sólo unos cuantos estúpidos mueren de amor. Si todo es imperfecto en este mundo imperfecto, el amor es lo más perfecto de todo, precisamente por su perfecta imperfección.
— Tienes suerte de tener una lengua tan fluida como para creer tus propias habladurías.
— ¿Quién dijo que las creía? Pero adoro dar buenos consejos. Pide uno, tendrás dos. Soy versado.